A pesar de que ya han transcurrido casi seis años desde el 18 de octubre de 2019, Chile sigue enfrentando el mismo dilema de fondo: cómo reconstruir un proyecto común tras un interregno marcado por un sistema político disfuncional, el deterioro de los consensos democráticos, una polarización que ha socavado la convivencia y una ciudadanía más desconfiada que esperanzada.
Esta nueva recopilación de nuestra tradicional publicación quincenal de Ideas & Propuestas—vigente desde 2008— ofrece una mirada crítica y propositiva sobre tres dimensiones clave del debate público: la crisis político-institucional, los desafíos económico-sociales y el contexto internacional.
En su primera parte se examinan los nudos del sistema político chileno: las fallidas propuestas de reforma, la tensión entre gobernabilidad y fragmentación, el debilitamiento de los partidos, y la dificultad del gobierno de Gabriel Boric para traducir sus discursos en una conducción coherente y efectiva. Todo ello en un contexto donde aún persisten los efectos del intento insurreccional del 18-O, cuyas secuelas institucionales siguen condicionando la agenda nacional. La segunda parte aborda asuntos centrales para el desarrollo: salud, educación, natalidad, impuestos, pensiones, aborto, eutanasia y la institucionalidad ambiental. Con una mirada gremialista, se proponen soluciones que combinan realismo con convicción: mayor recaudación sin nuevos impuestos, afianzar la libertad en educación, fortalecer la salud pública sin excluir la participación privada y una defensa clara de los derechos fundamentales frente a tentaciones ideológicas. Estos temas, más allá de su carácter técnico, tocan fibras profundas de la vida en comunidad y requieren respuestas éticas, no solo administrativas.
La tercera parte sitúa a Chile en un mundo convulsionado. Las tensiones entre potencias, el papel del Papa Francisco, y los efectos de la guerra en Ucrania y de la dictadura venezolana dan cuenta de un escenario internacional donde los valores democráticos vuelven a estar en disputa. También allí, Chile debe encontrar una voz clara y consistente con su tradición republicana.
Esta publicación no pretende ofrecer diagnósticos definitivos ni recetas mágicas. Pero sí busca recuperar el tono sereno y argumentado que exige un país que aspira a revitalizarse, en vez de refundarse. Frente a la efervescencia ideológica y el cortoplacismo, esta es una invitación a pensar en profundidad. Porque, si algo nos ha enseñado esta etapa reciente de la historia chilena, es que sin reflexión, sin principios y sin coraje; no hay rumbo posible.
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