Judith Butler en Chile

El pasado 04 y 05 de abril se inauguró el año académico en la Universidad de Chile, evento que contó con la presencia de la renombrada feminista Judith Butler, académica de la Universidad de Berkeley. Butler se ha caracterizado por impulsar la Teoría Queer desde la década de los 90, plasmada en libros como El Género en Disputa(1990), Cuerpos que importan: sobre los límites materiales y discursivos del “sexo” (1993), Deshacer el Género (2004), y Cuerpos aliados y lucha política: Hacia una teoría performativa de la asamblea (2017).

Judith Butler escribió desde el estructuralismo la teoría de la performatividad del género, para luego transitar hacia el postestructuarilismo. El primero entiende que no existe una naturaleza ni una esencia: sólo hay relaciones, pero no sujetos. Es decir, no existe un ser. Desde este eje discursivo se entiende El Género en Disputa, donde existen relaciones basadas en el género, por lo que no existiría un fundamento antropológico. Butler dice que “nadie es realmente un género”, solo se produce y reproduce. La Teoría Queer se basa en estos fundamentos, donde se propone abandonar la binariedad del sexo femenino y masculino, y hablar desde las orientaciones sexuales. Es cuando no sólo se habla de la homosexualidad -y las distintas orientaciones dentro de ésta-, sino de la transexualidad, del travestismo, el sadomasoquismo y otras numerosas orientaciones y deseos sexuales. Para lograrlo, se apoya en la heterodoxia marxista, con el fin de reivindicar la subjetividad, por lo que se desobjetiviza la naturaleza de la sexualidad. Para lo anterior, el lenguaje cumple un rol fundamental para la composición del género, y de esta manera influir en lo que cada persona entienda por verdadero.

Una vez que transita hacia el postestructuralismo, se propone eliminar las normas y la construcción del sexo, del género, y el deseo. Ya no reconoce que exista el género, pues la Teoría Queer  “trata de deshacerse del género en intento de situar la sexualidad en primer plano” (Butler, 2004, p.260). Acá se evidencia la mirada del postestructuralismo que dice que no hay sujetos, no hay un ente, sólo relaciones montadas sobre la nada. Aparecen los conceptos de sociedad líquida, el “ser fluido” donde se puede ser todo y nada a la vez. En el libro Deshacer el género, Butler reconoce que el movimiento feminista no debe diferenciarse de la teoría, la que se apoya de la reflexión colectiva, que emerge de un conflicto sobre los valores, las prioridades y el lenguaje. El feminismo no debe silenciar ningún lenguaje (p.249); menciona que el Estado no debe legislar sobre los cuerpos apelando a los principios de autodefensa e integridad corporal, los que deben ser aceptados como bienes políticos (p.39); reclama los derechos sexuales de los queer pues, para ella, no son concebidos personas por los DD.HH. internacionales, por lo que estos últimos deben estar en constante redefinición (p.56).

Butler, en su visita en nuestro país estuvo presente en tres charlas distintas, donde se habló del uso del lenguaje, del humor y de la transgresión a través de la burla. Enfatizó que se debe saber canalizar la coyuntura para poder llevar la agenda feminista, la que debe tener un espacio de coaliciones entre quienes tienen intereses comunes a pesar de que la convivencia no sea óptima. Para Butler, estar en contra del patriarcado no es lo mismo que estar en contra de los hombres  y del cuerpo del hombre –que son cosas distintas-. El Feminismo debe representar a todos quienes están fuera de la norma: a los marginados y precarizados, como los indígenas, los inmigrantes, a quienes no pertenecen a la raza blanca. Es una lucha política. Esto explica que entre la audiencia se encontrara la élite política de la izquierda, como el senador Guido Guirardi (PPD), las diputadas Camila Vallejos (PC), Maite Orsini (RD) y Natalia Castillo (RD), además de  líderes estudiantiles.

Butler, sin embargo, no vino sólo a hablar de teoría de género, entendiendo aquello como la dimensión académica de su experticia. También su discurso tuvo una intencionalidad política manifestada en la voluntad de reflexionar sobre rutas posibles para avanzar en las demandas precisamente políticas del feminismo en nuestra sociedad. Del mismo modo, Nelly Richard evidenció esta dimensión política de la visita de Butler haciendo alusiones y llamados de atención respecto de los resguardos que dicho movimiento debe procurar ante las acciones e intenciones que la derecha ha seguido en materias de feminismo.

La legitimidad de expresarse y reunirse con afanes políticos es propio de toda democracia, pero en la medida que una Universidad, supuestamente de todos los chilenos (como expresase en ese mismo evento el rector Vivaldi), se convierte en un instrumento ideológico, se socava su finalidad, pierde prestigio y esa pluralidad daña la convivencia democrática. La Universidad de Chile, amparada por su rector, lejos de impulsar la discusión plural sobre las discusiones académicas de género, con este evento avanza en transformar sus auditorios en espacios reservados para la trinchera política en cuyas mesas sólo caben ciertas ideologías. Que no digan que no nos avisaron.

Daniela Carrasco, Voces La Tercera, 16 de abril de 2019