Chile, país solitario

Que una adolescente se haya quitado la vida en una cafetería de la capital hace unas semanas no es baladí, tampoco que la “Ballena Azul” haya sido el juego del momento entre los adolescentes, o que la serie “13 Reasons Why” sea muy esperada por el mundo juvenil. ¿Por qué es recurrente en los chilenos esta cercanía con la muerte?

Actualmente 10 de cada 100.000 chilenos se quitan la vida. En 2017, según la OMS, 844.253 personas sufrían depresión en nuestro país. Si bien este es un factor relevante a la hora de cometer suicidio, el bullying o situaciones abrumantes como problemas económicos o crisis en relaciones sociales también afectan a la hora de tomar esta decisión. Todos los elementos anteriores están cruzados por una causa común: la soledad.

Desde la falta de una persona que frene el abuso, o la de un amigo que pueda solucionar apuros financieros, hasta la ausencia de un tratamiento médico oportuno, la soledad es sintomática del Chile actual. Porque a pesar de los efectos negativos que trae, pareciera que los chilenos preferimos actuar en solitario. En el libro “La juventud extraviada”, publicado en 2017 por la socióloga UC María Jesús Wulf, se devela que un 47% de los jóvenes prefieren “estar o hacer cosas solos”, privilegiando actividades como “Descansar o dormir”, “Escuchar música”, “Conectarse a las redes sociales (Facebook, Twitter, etc) o “Ver televisión, Netflix, películas, etc. en casa”. Asimismo, el Censo de 1992 mostraba que en nuestro país ya existía un total de 273 mil hogares unipersonales, en los que habita un solo individuo. Esta cifra creció a 480 mil en 2012, y hoy se eleva a 1 millón en el registro de 2017.

Sin duda, estos números podrían ser evidencia de un aumento de la autonomía personal, de la capacidad financiera de los chilenos, o simples cambios de hábito propios de la generación actual. Sin embargo, en la medida en que el incremento de la vida en soledad es transversal, también surge un nuevo marco de vulnerabilidades en Chile: ¿cómo vive su embarazo una madre soltera?, ¿cómo se enfrentan las problemáticas juveniles en el país?, ¿cómo un inmigrante que dejó atrás su familia y sus costumbres se enfrenta a un nuevo destino?

Si bien la soledad no es un tema fácil de tratar, y los estudios de sus impactos en las personas son recientes, la política pública no puede quedarse abstraída de esta realidad. Porque un país de gente solitaria es un signo de potenciales sociedades individualistas, insensibles y poco preocupadas por el impacto de sus acciones para con el bien común. ¿Y si esta fuera la descripción del Chile actual?

Francisco Ramírez, 20 de junio de 2018, La Segunda