Provida

Por Claudio Arqueros

Publicado en La Tercera, 28 de junio de 2022

 

En su columna del domingo, Daniel Matamala afirma –con apresurada seguridad- que Jaime Guzmán, al oponerse a que las mujeres aborten, en lugar de ser provida sería misógino.

Sin embargo, a continuación del fragmento que rescata el columnista desde la Comisión Ortúzar (sesión 87, 1974), el propio Guzmán justifica su rechazo al aborto desde una cosmovisión cristiana. Para él “una persona no puede practicar jamás legítimamente un aborto, porque es un homicidio, y todas las consecuencias negativas o dolorosas que se siguen de asumir las responsabilidades descritas las entiende simplemente como el deber de sujetarse siempre a la ley moral, cualquiera que sea el dolor que ello acarree, pues constituye, precisamente, lo que Dios ha impuesto al ser humano”. En lugar de misógino, el punto a debatir parece estar en despejar si corresponde anteponer una visión religiosa para exigirla constitucionalmente, como en este caso sería prohibir a todo evento un aborto.

Discutir sobre el pensamiento de una connotada figura histórica, como es Jaime Guzmán, es un ejercicio que la Fundación que lleva su nombre comprende y valora. Sin embargo, resulta difícil dialogar cuando la opinión personal se pretende verdadera sin demostrar ni abordar otras posibilidades que ofrece el texto al que se alude. Más allá del juicio que se forme el lector, nunca está de más recordar la amplia distancia que existe entre la opinión y la demostración y persuasión.