TVN

A propósito del debate sobre el proyecto de ley que beneficiará a TVN, muchos sostienen que es el momento apropiado para redefinir el rol de TVN como televisión pública.  Esa discusión, en realidad, se ha verificado en Chile demasiadas veces, partiendo en 1970 con la Ley Hamilton y la reforma constitucional, más la Carta de 1980, la deliberación ciudadana que originó las leyes 19.131 y 19.132, y la más reciente Ley de Televisión Digital. En el intertanto, muchas cosas cambiaron, y es bueno reparar en eso.

TVN está experimentando problemas con la carta de ajuste. El público y la estructura de la actividad televisiva no son las mismas, y TVN decidió ser un competidor más en ese exigente mercado.  El canal estatal pasa ahora por un mal momento, y nos dice que, para subsistir, necesita unos cuantos millones de dólares de los contribuyentes.  Mientras los competidores locales se han adaptado institucionalmente y reconocido que están en un mundo de negocios con pérdidas y utilidades, con un público veleidoso y cambiante en sus preferencias, el canal público y el Ejecutivo piensan que es buena idea una capitalización con recursos fiscales para el negocio principal.

El informe de los auditores y las notas a los estados financieros de la empresa, que se pueden consultar en la página web de la autoridad regulatoria del mercado de valores, no presentan conclusiones muy alentadoras.  Impulsar esta iniciativa en tiempos de discusión presupuestaria nos puede hacer dudar de la sensatez de la idea de financiar a TVN con recursos que bien podrían destinarse a educación, salud y a otras áreas quizá más urgentes que dar plata a una empresa que parece haber sido abandonada por las audiencias, y que tampoco se parece en calidad a las entidades públicas televisivas de otras naciones.

Héctor Mery Romero, La Segunda, 15 de Noviembre de 2017